No importa si uno avanza hacia el oeste, hacia el este, hacia el sur o hacia el norte. Es casi imposible no toparse con una caravana de vehículos de todo porte detenidos frente a lo que podría denominarse como una redundancia vial: los semáforos y la rotonda del Camino del Perú y Belgrano-Perón (en el límite entre Yerba Buena y la capital). Ambos sistemas tienen como objetivo ordenar la circulación. Pero en este punto de la ciudad, generan demoras y mucho malestar.
El 17 de octubre informamos que el proyecto que elaboró la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) para eliminar la rotonda no presentó avances. En síntesis, la idea busca reemplazar la rotonda por un nuevo complejo de semáforos. A eso se suma la construcción de un sistema de desagües nuevo, lo cual complejiza los trabajos. Se trata de una obra que, por el momento, no parece estar cerca de concretarse.
Sí es posible que en algún tiempo llegue un alivio a ese sector de la ciudad: en la esquina noreste se está construyendo una estación de servicios. La Municipalidad de San Miguel de Tucumán anunció que aprovechará esta circunstancia para habilitar un nuevo giro a la derecha que ayudará a descomprimir el tránsito que viene por Belgrano y toma Camino del Perú hacia el norte.
Lo que ocurre con la rotonda puede servir para iluminar la situación cotidiana en el Camino del Perú: esta vía -que nace en Mate de Luna y Aconquija, coincide con la ruta provincial 315 y se extiende hasta Tafí Viejo- vive de postergación en postergación.
En julio de 2016, los intendentes de Yerba Buena y de Tafí Viejo (Mariano Campero y Javier Noguera) anunciaron que iban a buscar fondos en Buenos Aires para convertir esta ruta-avenida en autovía y, de ese modo, mejorar las condiciones de circulación y seguridad vial. No fueron los primeros en hablar de un proyecto como este. Varias veces, durante gestiones anteriores, se plantearon alternativas. Sin embargo, las diferencias políticas, las asignaciones de recursos para otras obras, las sucesivas crisis económicas y la indiferencia o la falta de interés parecen haber conspirado en la búsqueda de una solución un problema que afecta cada vez a más tucumanos. El Camino del Perú dejó de ser hace mucho esa avenida que unía la ruralidad con la ciudad. Hoy está rodeada por desarrollos inmobiliarios de diferente magnitud, por barrios populosos, emprendimientos comerciales y miles de vehículos de todo porte la transitan día y noche. Por eso creemos que es necesario mejorar las condiciones de circulación. Un primer paso puede ser definir si realmente vale la pena mantener una rotonda que se convirtió en un obstáculo hace ya muchos años.